1 Tesalonicenses 5:18, "den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús."
Cuando la gente piensa en la voluntad de Dios, dar gracias no suele encabezar la lista.
A menudo, el agradecimiento ni siquiera aparece en su lista. Pensamos en cosas más
importantes, como fundar organizaciones benéficas, escribir libros o predicar. Pero la
palabra de Dios deja claro que dar gracias es la voluntad de Dios para aquellos que
están en Cristo Jesús. Esta gratitud no es condicional. Debemos dar gracias en toda
circunstancia. ¡He aquí algunas cosas por las que podemos dar gracias hoy y siempre!
Por Su Bondad y Su Amor
En el Salmos 107:1, la palabra de Dios dice "¡Den gracias al Señor porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre!" No hay nada que tengamos que Dios no nos lo
haya dado. Es Su gran placer proteger y proveer para Su pueblo. Su bondad no tiene
límites y su amor es inagotable. Considera el trabajo que Él dio cuando las cuentas se
acumulaban, o el certificado de buena salud que Él concedió cuando los doctores
decían lo contrario. Considera el aliento en tus pulmones y el techo sobre tu cabeza.
Estas bendiciones pueden fácilmente darse por sentadas, por lo que todos
necesitamos ser recordados de dar las gracias.
Por Su Pueblo
Pablo hace una dulce declaración en Filipenses 1:3. Al escribir a los filipenses dice:
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes.» Dios nos ha bendecido
con personas preciadas en nuestras vidas. Dios incluso da un hogar a los
desamparados (Salmos 68:6). Su intención no es que una persona se aislé, sino que
esté viva en relación con otras personas. Él bendice a su pueblo con comunidad para
que podamos ser alentados y apoyados mientras viajamos juntos por la vida.
Pensemos en las personas que han sido una bendición en nuestras vidas este año. Ya
sea si conocemos a una sola persona o a cien, haríamos bien en seguir el ejemplo de
Pablo y dar las gracias por ellas.
Por Su Gracia
Dios, en Su amorosa misericordia hacia nosotros, no quiso dejarnos en pecado. Como
acto de amor sacrificial, Dios envió a su Hijo unigénito para que muriera por nuestros
pecados (Juan 3:16). Por lo tanto, no tenemos que pagar la paga de nuestros
pecados, que es la muerte. Hemos sido liberados gracias a la obra de Cristo en la
cruz. Agradezcamos hoy a Dios el regalo gratuito de la salvación, cual es una
verdadera expresión de Su gracia y de Su amor hacia nosotros.
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